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miércoles, 24 de noviembre de 2021

CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL SOCIO Y COLABORADOR DE SEO/BIRDLIFE: RECORRIDO ORNITOLÓGICO POR LAS MARISMAS Y RÍA DEL BARBADUN. Muskiz / Zierbena. Bizkaia. 20-11-2021

Este sábado nos juntamos para celebrar  un Día especial: el DíA DEL SOCIO y SOCIA y COLABORADORES de SEO/Birdlife. 

Para ello, y teniendo en cuenta las restricciones de pandemia, quedamos los miembros del grupo local, para disfrutar de la observación de la biodiversidad, sobretodo avifaunística, de este paraje de valor ecológico y ornitológicamente hablando, el espacio natural de las marismas y ría del Barbadun, protegido como ´LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEC (Zona de Especial Conservación) y por lo tanto incluído en la Red Natura 2000.

 

Como haciendo un paréntesis en la meteorología un tanto inestable y encaminada ya hacia los rigores climáticos invernales, amaneció una mañana de tiempo suave pero acompañada también de frecuentes rachas de viento, que predecían una próxima perturbación atmósfera y chubascos para el día siguientes, cumpliéndose dichos pronósticos.

Así pues, aprovechando esta tregua meteorológica, el grupo de personas socias y colaboradores que en esta ocasión nos habíamos reunido, nos adentramos en el sendero habilitado que circunda una parte de la marisma y que poco a poco va recuperando su espacio original. Nos llamó la atención lo crecida que estaba la vegetación, en muchas áreas del paraje, las plantas casi tapaban el sendero. 

Desde el mirador lo primero que avistamos fue a las aves más comunes y emblemáticas de las costas: las gaviotas, empezando por un solitario ejemplar de gaviota sombría (Larus fuscus), un trío de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y un bando de gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), contabilizando de estas últimas al cabo del día, unas 25. 

El protagonismo se lo llevaron varias rapaces, apareciendo una pareja de busardos ratoneros (Buteo buteo) y otra de activos cernícalos vulgares (Falco tinnunculus), prospectando el terreno y llegando a efectuar un lance de caza, con resultados positivos, es decir, depredando y llevándose un roedor entre las garras. 

Los vuelos de esta aerodinámica y ágil ave de presa eran vistosos, no obstante, el viento reinante le obligaba a la pequeña falcónida a realizar quiebros, escorzos y cicleos para conseguir ejecutar con comodidad su maniobra aérea más característica: el cernido. 

Una vez que se alejaron en dirección Este y perdiéndose entre el horizonte montañoso, proseguimos el camino paralelo a la ría. La lista de observaciones de nuestros cuadernos de campo iba aumentando con la anotación de ánades azulones (Anas platyrhynchos), garcetas comunes (Egretta garzetta), cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), pinzones vulgares (Fringilla coelebs), andarríos chicos (Actitis hypoleucos), jilgueros europeos (Carduelis carduelis) y cornejas negras (Corvus corone). Seguimos camino y este nos proporcionó momentos gratificantes de observación, contemplando una nutrida diversidad de especies como gorriones comunes (Passer domesticus), lavanderas blancas (Motacilla alba), -ya con el plumaje de invierno, más gris que negro- , y a sus parientes los bisbitas pratenses (Anthus pratensis), una especie que solamente está presente en la Península en invierno. 

Además del activo grupito de bisbitas, pululaban por ahí serines verdecillos (Serinus serinus), de nuevo, los jilgueros, una pareja de tarabillas europeas (Saxicola rubicola) y un par de inquietas urracas, que en cuanto aparecían, las avecillas se marchaban a los setos, aunque algún pajarillo, se resistía a la presencia de los inteligentes córvidos y conseguía echarlas. En medio de la tranquila contemplación, un significativo episodio nos hizo dejar un momento la pequeña campa para presenciar la llegada de un numeroso bando de más de dos centenares de estorninos pintos (Sturnus vulgaris), que se mostraban muy inquietos, posándose en las copas de unos árboles secos y una palmera y volviendo a volar en formación. La causa de tanto frenesí y nerviosismo de los estorninos no era otra que el amenazante merodeo de uno de sus más implacables predadores: el halcón peregrino (Falco peregrinus).

Ante el peligro, finalmente optaron por la huida gregaria, la forma más segura de escapar del acoso de la "centella alada".

La tranquilidad para las pequeñas aves volvió al entorno, mientras seguíamos escudriñando casi cada parcela de campiña y entreteniéndonos con la cotidianidad de los passerines. Seguimos paseando por el sendero, plácidamente, localizando a mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), una pareja de currucas capirotadas (Sylvia atricapilla), carbonero común (Parus major), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), mirlos comunes (Turdus merula), herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y escuchando el soniquete monótono de los cetias ruiseñores (Cettia cetti)

Desde lo largo del sendero paralelo a la ría del Barbadun, fuimos inspeccionando las dos orillas, y siguieron apareciendo los andarríos chicos, buscando invertebrados y en vuelo, la ondulante trayectoria de una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y un bando de más de una veintena de garcetas comunes. Llegamos a la playa de La Arena, con el anochecer tornando el firmamento de un bonito tono violáceo, pero aún nos dio tiempo a cruzar el puente sobre la ría, llegar al pueblecito de Pobeña y dar un breve paseo alrededor del carrizal, dando colofón a la lista de aves observadas con el vuelo en dirección a su dormidero, de una bandada de 35 garcillas bueyeras (Bubulcus ibis).

Un último avistamiento para despedir esta actividad de pajareo en este paraje natural de los confines de Bizkaia. 

Hasta la próxima y mil gracias por asistir. Hurrengo arte eta mila esker etortzeagatik !

 

Textos y fotos: Ana Mar y J.Javier


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