Aprovechando las vacaciones de
Semana Santa, algunos miembros del grupo marchamos de excursión a Cantabria.
Allí nos esperaba nuestro compañero y amigo Ángel Ruiz Elizalde que había quedado con nosotr@s para guiarnos
y mostrarnos las características y variedades de
algunas especies de anfibios y reptiles de la zona. Ángel, gran conocedor del
mundo natural, nos propuso como ruta, recorrer diversas zonas del Parque
Natural de Los Collados del Asón,
situado este, en la parte oriental de Cantabria, lindando con tierras
burgalesas.
El viernes 3 de abril quedamos temprano en el puerto de Colindres para dirigimos todos juntos hasta el puerto de los Tornos (920 m. de altitud). Una vez allí, aparcamos en un recodo y fuimos caminando, vadeando un riachuelo que nacía de una laguna hasta una zona de turbera.
Aunque esta vez el objetivo de nuestras miradas estaba en tierra, no pudimos dejar de observar a las aves, que curiosas llamaban nuestra atención con sus cantos. La primera en dejarse ver una Tarabilla común (Saxicola torquata) que estrenó las anotaciones del día. Minutos después, un Acentor común (Prunella modularis).
Vimos salir volando Una Agachadiza común (Gallinago gallinago) y a un Andarríos grande (Tringa ochropus). Pasado un rato de observación,
emprendimos camino encontrando pronto los primeros ejemplares de anfibios, representando a los dos órdenes de este grupo, un individuo joven de Tritón palmeado (Lissotriton helveticus), del orden de los urodelos (con cola)
El viernes 3 de abril quedamos temprano en el puerto de Colindres para dirigimos todos juntos hasta el puerto de los Tornos (920 m. de altitud). Una vez allí, aparcamos en un recodo y fuimos caminando, vadeando un riachuelo que nacía de una laguna hasta una zona de turbera.
Aunque esta vez el objetivo de nuestras miradas estaba en tierra, no pudimos dejar de observar a las aves, que curiosas llamaban nuestra atención con sus cantos. La primera en dejarse ver una Tarabilla común (Saxicola torquata) que estrenó las anotaciones del día. Minutos después, un Acentor común (Prunella modularis).
Vimos salir volando Una Agachadiza común (Gallinago gallinago) y a un Andarríos grande (Tringa ochropus). Pasado un rato de observación,
emprendimos camino encontrando pronto los primeros ejemplares de anfibios, representando a los dos órdenes de este grupo, un individuo joven de Tritón palmeado (Lissotriton helveticus), del orden de los urodelos (con cola)
y el otro, un Sapo partero común joven (Alytes obstetricans) perteneciente a los anuros (sin cola).
En el mullido terreno de la turbera vimos a una pareja de Sapo común (Bufo bufo), que se encontraban en posición de amplexo (postura de acoplamiento típica de los anfibios anuros, el macho subido al dorso de la hembra).
Poco después pudimos darnos cuenta de que en la orilla de la laguna había restos de sapos comunes destripados, probablemente por una nutria o por algún otro depredador.
Dado que es un tipo de terreno irregular y dificultoso para andar, caminamos con cuidado y atentos al suelo para no pisar en los lodazales que se ocultaban bajo la hierba rala.
Y en esas que por mirar al suelo pudimos fijarnos en las huellas de aves que estaban marcadas en el barro.
En el cielo también había señales de vida, las silueta de un Busardo ratonero (Buteo buteo) y el cernido de un Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Buscando por los alrededores de la zona también nos encontramos debajo de las piedras y residuos una Lagartija de turbera (Zootoca vivipara louislantzi).
Cuando ya nos volvíamos hacia los coches, nos fijamos en las huellas que había en el suelo de corzos y jabalis, y mirando estabamos cuando la sorpresa la dio la repentina y fugaz aparición de un Corzo (Capreolus capreolus) pasando a pocos metros de nosotr@s, para perderse de un salto entre la vegetación.
De allí partimos para ir adentrándonos por la sinuosa carretera en los vericuetos y parajes del intrincado valle de Soba.
En cada rincón que nos hacía parar nuestro compañero Ángel, teníamos la suerte de encontrarnos con alguna sorpresa.
(Pararge aegeria) Mariposa de los Muros de familia Satyridae
Erythronium dens-canis, comúnmente conocida como diente de perro, Uña de caballo (tassilago farfara), Lathraea_clandestina, Nombre común Hierba de sotierra. Primulas, lirios y anemonas nemorosas destacaban entre las mucha flora que llenaba el campo.En una de estas parada al destapar algunas piedras aparecieron varios ejemplares de una de las especies de anfibios más bonita y vistosa: la Salamandra (Salamandra salamandra), con sus característicos 2 colores: negro y amarillo. Encontramos por separado individuos de ambos sexos.
Mientras disfrutábamos de la observación de la salamandra, de fondo se escuchaba el "relincho" del Pito real (Picus viridis), el canto del Trepador azul (Sitta europaea) y del Mosquitero ibérico ( Phylloscopus ibericus). Unos metros después pudimos ver herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) y mitos (Aegithalos caudatus) además del "mimético" trepar de un Agateador europeo (Certhia brachydactyla).
Seguimos camino y paramos en un regato, en las profundidades del valle,
y Rana patilarga (Rana ibérica) de la que pudimos comprobar, como define su nombre, la destacable longitud de sus patas posteriores.
De nuevo en ruta, nos dirigimos al mirador que está orientado a la cascada de Cailagua, el conocido, nacimiento del río Asón, rio este que desemboca en Laredo. Conforme acumulábamos kilómetros, íbamos ascendiendo y las curvas se sucedían casi a cada recodo, dejando atrás pueblos como La Gándara. Seguimos así hasta llegar al descenso de los collados, en donde se enclava el mirador panorámico frente a los verticales murallones rocosos por dónde se despeña el recién nacido río Asón formando una perfecta "cola de caballo" de 70 m.
La belleza y plasticidad de la cascada era indudable, podía apreciarse como el viento reinante jugaba con la cortina de agua, empapando los pastizales y bosques de su base. Son estos formidables riscos, el reino de las aves rupícolas como los Aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) y los Buitres leonados (Gyps fulvus) que pudimos contemplar, al igual que a un Milano negro (Milvus migrans) y a un Busardo ratonero (Buteo buteo).
Una vez disfrutado del paisaje y contemplado el salto de agua, emprendimos viaje para realizar la última parada en un abrevadero, lugar idóneo para encontrar tritones.
Ángel nos fue mostrando las particularidades de los que allí se hallaban viviendo: Tritones palmeados (Lissotriton helveticus) y una pareja de los vistosos Tritones alpinos (Ichthyosaura alpestris ) con su llamativo vientre naranja intenso.
El macho tiene el dorso de un tono gris azulado y el de la hembra es un tono grisáceo tirando a marrón uniforme. También había multitud de larvas de Rana bermeja (Rana temporaria). Ya sin luz para observar, dimos por terminada la excursión en busca de anfibios. Pasamos un excelente día entre amigos, agradecer a nuestro compañero Ángel que nos hizo disfrutar con todas sus explicaciones sobre el interesante mundo de los batracios.
Crónica: Jjavier Frias y Ana Mar.