Cuando se estrena un nuevo calendario, los amantes de la naturaleza y de la observación de fauna, especialmente de aves, ponen su objetivo en la invernada ornítica. Nuestra región biogeográfica cantábrica es una zona especialmente privilegiada en lo que a diversidad de avifauna se refiere y durante estas primeras semanas de enero es uno de los mejores momentos para disfrutar de ellas a través del ocular de telescopios y prismáticos.
Desde hace varios años y siendo lamentablemente cada vez más patentes sus efectos, el cambio climático es ya un hecho y una influencia en la fenología de la biodiversidad. La fauna la sufre especialmente y de entre todos los seres, las siempre fascinantes aves, son la clase de vertebrados que más notan las cambios y afecciones en el estado del planeta, sus alteraciones climáticas y fenómenos meteorológicos extremos.
Es por ello, que unas veces por el aumento de temperatura que ha ido haciendo más cálidos y suaves los antaño húmedos y rigurosos inviernos de nuestras latitudes cantábricas y otras por los cada vez más reiterados episodios de meteorología extrema en forma de ciclogénesis explosivas y temporales casi huracanados, llevan ultimamente recalando por estos litorales algunas rarezas que con el tiempo pueden considerarse ya asiduas.