En las primeras semanas del otoño, con los ecos de la berrea aún sonando en la espesura de nuestros bosques, es el momento elegido cada año, concretamente el primer fin de semana de octubre para celebrar a nivel mundial el Día Internacional de las Aves. Para nuestra organización es una de sus fechas clave del calendario para, por medio de las más diversas actividades de educación ambiental, talleres, rutas ornitológicas, anillamiento, etc. concienciar a la ciudadanía de la importancia de conservar nuestra biodiversidad, haciendo hincapié en la protección de estos maravillosos animales que son las aves y de sus hábitats.
Este
año el lema elegido por nuestra organización SEO/BirdLife es "Sin aves
nuestra vida está en el aire", slogan con el que alertar y sensibilizar a
las personas sobre el paulatino y el notable descenso de numerosos
individuos de varias especies muy conocidas por todas/os, y
lamentablemente cada vez menos comunes y que habitan en ecosistemas tan
asociados al ser humano como los entornos rurales y espacios abiertos de
cultivos y ecosistemas urbanos.
Por
negativas e insostenibles prácticas agrícolas, contaminación acústica,
lumínica y de residuos, por caza, pesticidas, introducción de especies
exóticas invasoras y otros impactos; en los últimos 20 años, aves como
los gorriones molineros han perdido un 18% de su población, las
"oscuras" golondrinas comunes un 30%, las perdices rojas, un 40%, las
codornices, un 70% y hemos perdido a 30 millones de nuestros simpáticos
vecinos, los gorriones.
Aunque
el evento como tal es en esta fecha, iniciamos de manera oficiosa, la
celebración ya el fin de semana pasado día 28 de septiembre, realizando
la limpieza de la playa La Arena, un hábitat para las aves costeras.
Ya
para este luminoso sábado organizamos un recorrido guiado de
observación de aves, que posteriormente volcaríamos toda la lista de
aves observadas en la plataforma Ebird. Iniciamos la ruta de
avistamiento en Armentia, coqueto pueblo en la parte sur de
Vitoria-Gasteiz, nuestra flamante y recién designada Capital Verde
Mundial 2019.
Emblemático emplazamiento éste, para todas/os los alaveses por ser el lugar de nacimiento de su patrón San Prudencio.
Tras
la presentación de la actividad y este breve apunte histórico iniciamos
la marcha desde el parking junto a la basílica para dirigirnos a su
bosque, uno de los valiosos parques del Anillo Verde gasteiztarra, donde
recorreríamos su ruta circular.
Ya
desde los primeros metros, la presencia de pajarillos es abundante:
entre las pequeñas huertas, setos y jardines los vivarachos
passeriformes se muestran muy activos picoteando en la tierra en busca
de aporte nutricional en forma de invertebrados: pinzones vulgares
(Fringilla coelebs), gorriones comunes (Passer domesticus),
Antes
de llegar al bosque, en las zonas de esparcimiento presenciamos como de
importante es para las aves el momento del baño. En una fuente se
estaban bañando y acicalando las plumas 2 carboneros comunes (Parus
major), un petirrojo (Erithacus rubecula), mientras un escribano soteño
(Emberiza cirlus), esperaba pacientemente su turno. Estas costumbres de
aseo alternando baños acuáticos con baños de tierra, son un hábito
cotidiano para las aves cuidando minuciosamente sus plumas liberándolas
de parásitos y en perfecto estado de revista.
Ya
adentrándonos en la espesura del bosque, primero del pinar y después
por el quejigal fuimos avistando y escuchando las aves asociadas a cada
masa forestal: buitres leonados (Gyps fulvus), procedentes del vertedero
de Gardelegi, un pico picapinos (Dendrocopus major), carbonero
garrapinos (Periparus ater), arrendajo euroasiático (Garrulus
glandarius), herrerillo común (Cyanistes caeruleus), halcón peregrino
(Falco peregrinus), mirlo común (Turdus merula), lavandera blanca
(Motacilla alba), chochín (Troglodytes troglodytes), palomas torcaces
(Columba palumbus), papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca), mitos
(Aegythalos caudatus) y grajillas (Corvus monedula).
Culminado
el paseo circular, al mediodía pusimos rumbo al Parque Ornitológico de
Mendixur, en las colas meridionales del embalse de Ullibarri-Gamboa.
Como se suele hacer habitualmente, visitamos en primer lugar el oteadero
más cercano a la entrada, llamado "Los carboneros" llegando tras 600 m.
por la senda Errekabarri. Este feo bunker de hormigón rompe la
estética del paisaje pero por contra ofrece una magnífica visión y
bastante cercana de la congregación de aves acuáticas y también del
vuelo de las rapaces predadoras que habitan las orillas someras de la
lámina de agua. Con ayuda de prismáticos y sobretodo con el telescopio
disfrutamos de las numerosísimas anátidas que por allí proliferan.
Nosotras/os disfrutamos de lo lindo y nuestros acompañantes alucinaron con la multitud de decenas de ánades frisos (Anas strepera), porrones europeos (Aythya ferina), cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), cientos de fochas comunes (Fulica atra), zampullínes comunes (Tachybaptus rufficollis), azulones (Anas platyrhynchos), cucharas comunes (Anas clypeata), ánsares comunes (Anser anser), gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), somormujos lavancos (Podiceps cristatus), pareja de aguiluchos laguneros occidentales (Circus aeroginosus), garcetas grandes (Ardea alba), garcetas comunes (Egretta garzetta), espátulas (Platalea leucorodia), porrones moñudos (Aythya fuligula) y culebrera europea (Circaetus gallicus).
Visto esto, retomamos el camino para llegar al cabo de 1 km. tomando la senda Biributxi al observatorio de madera de "Los buceadores" orientado a aguas más abiertas y con unas vistas preciosas de los recovecos de estas colas de embalse con las colinas de tupidos quejigales. Durante el recorrido cantaron los jilgueros (Carduelis carduelis), petirrojos, currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) y se vieron papamoscas cerrojillos, cornejas negras (Corvus corone), escribanos trigueros (Emberiza calandra), bisbita común (Anthus pratensis), golondrinas comunes (Hirundo rustica), carbonero común, mitos.
En el observatorio los rayos del sol lo hacían un horno, abrimos las ventanas y vislumbramos mucho más de cerca el centenar de cormoranes grandes que se agolpaban en una punta de la orilla. Pasó el bando completo de 130 ánsares para posarse en el agua delante del mirador. Garcillas bueyeras, la veintena de garcetas grandes, garzas reales (Ardea cinerea) y en las orillas opuestas: más de 100 patos colorados (Netta rufina), una de las especies más significativas, migrador parcial presente solamente en estas fechas de agosto a los primeros compases del otoño.
En las orillas más lejanas se percibían solamente la silueta a contraluz de cientos de anátidas, pero la distancia era considerable para poder identificar las especies.
Mientras, un milano real (Mllvus milvus) hacía acto de presencia representando a los cientos de individuos que a partir de estas fechas y hasta el final del invierno serán visibles por nuestros lares procedentes de Centroeuropa para pasar los meses de frío.
Tras un buen rato allí, regresamos al parking dando por concluida al menos esta buenisima jornada de risas, compañeros/as y aves, que continuariamos al día siguiente con el paseo por el parque de Zabalgana.
Textos y fotos: Ana Mar y J.Javier Frías
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