La pasada semana recibimos un mensaje de Carlos Ciudad, técnico de SEO/BirdLife y responsable científico del Proyecto LIBERA, poniéndose en contacto con nuestro grupo solicitándonos colaboración y acompañamiento en la tarea que lleva realizando durante los últimos meses de muestreo y análisis de aguas y suelos en las IBAs españolas (Important Birds Áreas) o Áreas de Importancia para las Aves.
En este largo periplo que le está llevando por toda la geografía estatal, tocaba en estos momentos el turno a las IBAs de nuestros territorios vascos. Algunos miembros del grupo teníamos disponibilidad para ayudarle en esta importante e interesante investigación sobre el estado de salubridad y ecológico de las aguas y suelos de nuestros espacios protegidos.
Muy interesados por colaborar con él y aprender datos muy interesantes acerca de la metodología de realización de sus muestreos, nuestra compañera coordinadora Ana Mar y un servidor hicimos un paréntesis en la rutina diaria para pasar con él dos jornadas de trabajo.
Como él mismo nos explicó, inspeccionar el estado de la totalidad de numerosas IBAs del país sería una tarea muy larga y ardua. Por ello confeccionaba una selección de una gran parte de esta lista de espacios protegidos, siguiendo criterios de lugares en que una afección en el estado de sus recursos hídricos y edáficos pudiera comprometer a especies de aves en especial situación de peligro o vulnerabilidad. Otras veces también usaba un criterio más al azar, por propio conocimiento del lugar o especial importancia del entorno en cuestión.
Al llegar a nuestros lares, había establecido en su planning de trabajo: las IBAs de Sobrón y Montes Obarenes (Burgos y Álava-Araba), Urdaibai-Cabo Matxitxako (Bizkaia) y Montes de Vitoria y Parque Nat. de Izki (Álava-Araba).
Nos citó a las afueras de Gernika-Lumo, junto al río Oka para hacer el muestreo correspondiente a Urdaibai.
Atentos escuchamos todas sus indicaciones y sin perder detalle de todo lo que nos explicaba. Las pautas que llevaba a cabo para realizar el estudio consistían en recoger muestras de agua y de suelo en 3 puntos de cada IBA; de las muestras de suelo de cada punto, una parte se recogía de las orillas de los cauces fluviales elegidos y otra de sustrato seco de la ribera. A su vez de estas muestras de sustratos húmedos y secos se separaban en dos partes, una parte era para analizar la posible presencia de microplásticos y otra para analizar la concentración de metales pesados en el suelo.
Las muestras de analítica de microplásticos las tiene que enviar a un laboratorio de Barcelona mientras que las de metales pesados hacen lo propio un laboratorio de Ciudad Real.
Presenciamos aprendiendo muy bien como se realiza el protocolo de recogida de muestras. En este primer lugar, lo hizo junto al desagüe que descarga en el río el agua recién salida de la depuradora. Posteriormente recogió muestras de fango de la orilla y con ayuda de un barreno sacó varias muestras de unos 20 cm de profundidad de sustrato seco.
Un granito de arena que aportamos para ayudarle en la tarea de anotación de los datos físico-geográficos básicos del lugar, desmenuzado del sustrato recogido retirando las briznas de hierba, hojas, raíces y otros restos de materia que pudieran incomodar el análisis en laboratorio. Completamos la labor retirando los residuos, mayormente envoltorios de plástico y otros envases de los que introdujo los datos correspondientes en una aplicación de móvil.
Al día siguiente continuamos el estudio de las IBAs vascas pero ahora en otra localización. Terminado el muestreo de Urdaibai, tocaba el turno al hermosísimo Parque Natural de Izki, en el corazón de la Montaña Alavesa, encuadrado en la IBA "Montes de Vitoria y Montes de Izki" y nos desplazamos hasta el pueblo de Korres, donde en sus alrededores estableceríamos los puntos a inspeccionar.
Después de saludar y charlar un rato los guardas y personas de atención al público a los que les informamos del trabajo que realizaríamos nos pusimos en faena, estableciendo como primer punto a analizar, el cauce del río Izki, a su paso junto al merendero, a solo 500 m. de Korres.
Como buen río de montaña las aguas del Izki bajaban cristalinas y fluían con rapidez.
En medio del marco incomparable que ofrece este magnífico paraje, el trabajo se hace plácido y entretenido. Repetimos las mismas acciones de recogida de muestras y analítica, encontrando también diversos excrementos, algunos, de mustélidos como la garduña y otros de zorro, que se añadieron al material objeto de investigación.
Desde su espacio aéreo atentos a nuestra presencia cicleaban 17 buitres leonados (Gyps fulvus) y los cantos de carboneros comunes (Parus major), pito real (Picus sharpei) y petirrojo europeo (Erithacus rubecula) daban fe de que no estábamos solos.
Siguiendo el mismo órden que con todos los puntos, tras un barrido de retirada de residuos nos dirigimos al siguiente punto, que establecimos en la presa de Aranbaltza, en la profundidad del desfiladero de Korres. Desde este entorno tan impactante y bello realizamos la segunda inspección, siendo la recogida de muestra de suelo seco mucho más ardua ya que el terreno rocoso dificulta bastante la obtención de sustrato blando. Aun así pudimos completar el muestreo de manera positiva.
A la tarde realizamos el tercer punto de muestreo. Para ello nos desplazamos por la senda Larrabila internándonos en la foresta hasta llegar al río y allí volver a recoger agua, fangos y sustrato. En la quietud del bosque resultaba muy fácil abstraerse con el silencio y el fino canto de las aves forestales y el tenue murmullo del agua. La suave temperatura y el encanto del lugar hacían del trabajo un disfrute.
Terminadas las tareas, guardamos los útiles y desandamos lo andado para regresar no sin antes efectuar la inexcusable parada para inmortalizar la espectacularidad del paisaje y orografía de Izki
Con los tornasolados, cálidos y gama de ocres otoñales ya empezando a teñir las masas arbóreas y que en semanas venideras llegarán a su plenitud, es posible deleitarse y admirar la magnificiencia del paisaje. Prueba de ello son estas panorámicas obtenidas desde el mirador junto a la carretera de Korres.
Y con la impresionista luz que otorga esta preciosa estación dimos por finalizada esta actividad que tan interesante, amena y educativa ha sido para nosotros al conocer de primera mano una parte de uno de los trabajos de investigación que se realizan para conocer el estado de nuestros espacios naturales y aplicar iniciativas de conservación.
Mil gracias a Carlos Ciudad, técnico del Proyecto LIBERA-Ciencia por su gentileza y disposición para contar con la ayuda de nuestro Grupo Local
Texto y fotos: Ana Mar y J.Javier Frías
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