Con motivo del Día de la Tierra, organizamos una actividad de observación de las aves recorriendo varios parques de la "Green Capital" Vitoria-Gasteiz durante este fin de semana.
Empezamos el sábado 21 por dos parques periurbanos del famoso Anillo Verde que circunda la ciudad: Zabalgana y Armentia, parques forestales, bosques-isla auténticos vestigios de lo que fueron los bosques de la Llanada Alavesa y que acogen a una numerosa biodiversidad especialmente una interesante variedad de aves.
Iniciamos la ruta de observación desde la entrada al parque de Zabalgana en el Bulevar de Mariturri. Este bosque se trata de un gran quejigal (Quercus faginea) al que acompañan otros árboles como arces campestres (Acer campestre), robles comunes (Quercus robur), fresnos (Fraxinus excelsior), alamos blancos (Populus alba) y arbustos como enebros (Juniperus communis), cornejos (Cornus sanguinea), espino albar (Crataegus monogyna) y muchos otros.
Acercándonos a la entrada del parque, los pajarillos ya se mostraban inquietos revoloteando en los cultivos y pastizales que rodean el bosque: tarabilla común (Saxicola rubicola), estorninos comunes (Sturnus unicolor), gorriones comunes (Passer domesticus) y carboneros comunes (Parus major), uno de cuyos individuos tenía colocado el nido en un orificio metálico de una farola.
Al poco de avanzar en el sendero, pasó raudo y veloz pero lo suficiente como para apreciarle el pecho barrado y el vientre rojizo a la rapaz forestal por excelencia de estos bosques mediterráneos: el gavilán (Accipiter nisus), el predador nº 1 de los pequeños passeriformes.
Contemplar a estas simpáticas y coloridas aves caminando bajo el dosel vegetal que conforma el precioso quejigal es una auténtica delicia, por eso los minutos pasaban rapidamente mientras seguíamos atentamente el salto de rama en rama de las avecillas para proceder a su identificación, pero no solamente observando sino como es ahora en la época más propicia, cantando sus trinos a pleno pulmón, llamando a las hembras, disputando el territorio a otros machos y gorjeando sus alarmas ante el paso de caminantes o la detección de predadores.
Anotamos en la lista: carboneros comunes durante todo el paseo, herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus), mosquiteros ibericos (Phylloscopus ibericus), currucas capirotadas (Sylvia atricapilla), reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), mosquitero común (Phylloscopus collybita), urracas (Pica pica), pinzones vulgares (Fringilla coelebs), escribanos trigueros (Emberiza calandra), verderones comunes (Chloris chloris), jilgueros europeos (Carduelis carduelis), chochín (Troglodytes troglodytes), golondrinas comunes (Hirundo rustica), paloma torcaz (Columba palumbus), mirlos comunes (Turdus merula), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), petirrojo europeo (Erithacus rubecula), cetia ruiseñor (Cettia cetti), mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) y focha común (Fulica atra), esta última en la pequeña laguna de Lecea.
No solamente dedicamos atenciones a las aves, sino que en la temporada alta de la Naturaleza, que es la primavera , siempre merece la pena fijarse en la explosión de colores que ofrece esta estación, en las flores, en los vilanos del diente de león (Taraxacum officcinale), en las mariposas y en las huellas que dejan muchos mamíferos, como la que vimos de jabalí (Sus scrofa).
A las 14:00 terminamos la ruta circular y volvimos al punto de partida para después de comer proseguir con el día de observación dirigiéndonos al parque de Armentia.
Empezamos a las 16:00 desde la gran campa de la basílica de Armentia para recorrer otra ruta circular por el bosque de Armentia, que también es un quejigal que comparte extensión con pequeñas manchas forestales de pinos albares (Pinus sylvestris) y otras coniferas. La vegetación asociada a este quejigal es la misma que en el bosque de Zabalgana y por lo tanto las aves más comunes son las forestales.
Hasta llegar a la entrada del parque, vamos caminando entre los chalets y casas rusticas de este pueblo-barrio vitoriano, algunas de ellas con huertas y frutales, que son refugio para los pequeños paserines, siendo éste un buen lugar para disfrutar de sus revoloteos: estorninos negros (Sturnus unicolor), estornino pinto (Sturnus vulgaris), más de una veintena de gorriones comunes (Passer domesticus), herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus), colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros), golondrinas comunes (Hirundo rustica), carboneros comunes (Parus major), serines verdecillos (Serinus serinus), urracas (Pica pica), mirlos comunes (Turdus merula), verderones comunes (Chloris chloris),....
Enseguida se llega a la entrada del bosque pero varias criaturas aladas nos iban a mantener concentrados en silencio y sin movernos apenas. Y es que en el jardín de una casa, que tiene una pequeña cuadra con un caballo y un cobertizo, se daban cita en el mismo momento varias especies algunas no tan comunes de ver y menos en un entorno con presencia humana.
Nos sorprendió sobremanera y por ello permanecimos tan quietos y sigilosos para evitar que se asustaran y no perder la inmejorable oportunidad de ver en unos pocos metros cuadrados y al mismo tiempo 1 pareja de espectaculares abubillas (Upupa epops), colirrojos reales (Phoenicurus phoenicurus), torcecuellos euroasiaticos (Jynx torquilla) y a los carboneros comunes, acentor común y petirrojo europeo dejándose ver a un metro y medio y a placer.
Nos marchamos de la casa, porque teníamos que seguir la ruta, de lo contrario hubieramos permanecido allí horas y es que resultaba sorprendente ver a tan vistosas y esquivas aves todas juntas y en pareja en un espacio tan pequeño y tan a la vista de todo el mundo.
En el firmamento, muy arriba se adivinaba la silueta de los buitres leonados (Gyps fulvus) y a pocos metros de altura se cernía un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus).
Con ese inmejorable sabor de boca, continuamos avanzando por el sendero que se adentra en el bosque. Al principio del sendero, en un pequeño pinar, otro buen rato nos detuvimos para erguir el cuello y contemplar y escuchar el tamborileo de 2 picos picapinos (Dendrocopus major) que estaban por allí eligiendo troncos para empezar a taladrarlo.
En cuanto se ocultó de nosotr@s, reanudamos la placentera marcha a la sombra de la espesa vegetación y amenizada por la presencia o el canto de carboneros comunes, herrerillos, petirrojos, pinzones vulgares, mitos, pitos reales (Picus viridis), currucas capirotadas, chochín, cornejas negras (Corvus corone), lavandera blanca (Motacilla alba), jilgueros (Carduelis carduelis), cuco (Cuculus canorus), pareja de arrendajos euroasiáticos (Garrulus glandarius), zorzal común (Turdus philomelos), agateador euroasiático (Certhia brachydactila), bisbitas pratenses (Anthus pratensis), una pareja de camachuelos comunes (Pyrrhula pyrrhula) y una ardilla (Sciurus vulgaris).
Se notaba que esa tarde estábamos de suerte. Cerrando ya el itinerario, con el caserío de Armentia al fondo volvimos a presenciar el cicleo de los buitres leonados a los que acompañaba un milano negro (Milvus migrans) y una cigüeña blanca (Ciconia ciconia), que a buen seguro habían estado en el vertedero de Gardelegi, buscando alimento.
Llegamos de nuevo a la basílica y dimos por finalizada esta primera parte que continuariamos al día siguiente con otra ruta por varios parques urbanos del centro y S. de Vitoria-Gasteiz.
Domingo 22: Parques urbanos de: La Florida, Jardines de la Catedral Nueva, Paseo de la Senda, El Prado, El Batán y parque María de Maeztu.
Es Vitoria-Gasteiz, una de las ciudades con más m2 de zonas verdes por habitante y multitud de parques con arbolado , lo que la hace un hábitat urbano excelente para las aves forestales y de jardines. Es por esto y por su alta calidad ecológica de sus parques periurbanos, lo que hizo merecedora del premio Capital Verde Europea en 2012.
Así que como continuación a lo del día anterior, realizamos el itinerario para conocer la diversidad de avifauna de algunos parques situados en el sur de la capital vasca.
Nos dirigimos al pleno corazón de la ciudad, empezando por el parque más antiguo de Vitoria, el romántico y decimonónico Parque de la Florida, el más castizo y querido por los vitorianos. Es un auténtico jardín botánico con multitud de especies de árboles y arbustos de los 5 continentes. Lugar muy turístico y muy conocido por su Belén monumental en Navidad.
La gran frondosidad y altura de muchos de sus árboles es refugio de un buen número de aves. Conseguimos detectar: carboneros comunes, herrerillos comunes, jilgueros europeos, mirlos comunes, urracas, gorriones comunes, petirrojos, verderones comunes, verdecillos, zorzal común, tórtolas turcas, mosquiteros comunes y musicales y chochín.
- Jardines de la Catedral Nueva: Situados enfrente, aqui anotamos presencia de carboneros comunes, herrerillos comunes, jilgueros, agateador europeo, mirlos comunes, urracas, gorriones comunes, petirrojos, verderones y verdecillos, zorzales comunes y chochín.
- Paseo de la Senda : al salir del parque de la Florida, cruzamos por la c/ Ramón y Cajal y tenemos el paseo de la Senda, flanqueado por las dos hileras de altísimos plátanos de sombra (Platanus hispanica). Aquí donde más aves vimos fue en el jardín del Palacio Zulueta: carboneros comunes, herrerillos comunes, jilgueros, agateadores europeos, gorriones comunes, petirrojos, verderones y verdecillos, zorzales comunes, currucas capirotadas y curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala).
- El Prado: apenas 200 m. más adelante se encuentra el parque de El Prado, antiguamente fue una dehesa. Su flora se compone principalmente de castaños de Indias (Aesculus hippocastanum). Su diversidad de aves también fue menor: tan solo : carboneros comunes, herrerillos comunes, jilgueros, mirlos comunes, urracas y verderones.
- Paseo del Batán. Este paseo es un bosque ribereño del río Avendaño, un pequeño arroyo que en buena parte de su paso por la ciudad fluye embocinado, es decir subterráneo y canalizado, pero que recientemente a la altura del Palacio de Congresos Europa, se han realizado obras para sacarlo de nuevo a la superficie. Por este paseo tan bonito y agradable podemos transitar junto al río hasta las afueras de la ciudad. Aqui los cantos de las aves se escuchaban frecuentemente y también conseguimos observar a : carboneros y herrerillos, jilgueros, agateadores, mirlos comunes, verderones y verdecillos, zorzales comunes, pito real, cuco, currucas capirotadas, mitos, cetia ruiseñor, bisbita pratense y al final del paseo, con campo abierto alrededor avistamos sobrevolar a los buitres leonados, cernícalo vulgar , milanos negros y cigüeñas blancas.
- Parque María de Maeztu: Volvimos un poco tras nuestros pasos y seguimos dirección E. Junto al campus universitario se halla un pequeño parque de alto arbolado junto al aulario de Las Nieves que alberga algunos cerezos. Es un lugar interesante en cuanto a pajarillos y que en invierno se pueden ver a los picogordos buscar las huesos secos de las cerezas . Aqui aparecieron agateadores, gorriones comunes, pinzones vulgares, carboneros y herrerillos, jilgueros, mirlos comunes, urracas, colirrojos tizones, verderones y verdecillos, mitos y un papamoscas cerrojillo , que anotábamos por primera vez en esta lista.
Como se puede apreciar la diversidad de aves que se pueden ver en los parques urbanos es realmente interesante y esclarecedora de la riqueza faunística que posee un ecosistema, el urbano, tan hostil a primera vista para los animales pero que muchos de ellos se adaptan a nuestra presencia y se refugian en estos recodos de vegetación y agua para alimentarse y criar.
Creemos importante la divulgación de la biodiversidad urbana para que la ciudadanía no de la espalda a la naturaleza más cercana y deje de pensar que solo hay gaviotas, palomas y gorriones.
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