El sábado 9 de Abril, organizamos un recorrido ornitólogico guiado por la Sierra Sálvada, Gorobel, en euskara. en los límites noroccidentales del territorio alavés, lindando ya con el enclave bizkaitarra de Orduña. En este espacio natural declarado hace poco ZEC (Zona de Especial Conservación) y
ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), elegimos realizar una de las muchas rutas que se adentran por los altiplanos de esta sierra, quizá la más conocida, siguiendo el sendero que conduce hasta el monumento a la Virgen de Orduña, en la cima del Txarlazo, de 927 m, para dar a conocer los valores naturales e interesante biodiversidad que atesora este paraje de ecosistemas montañosos.
Nos citamos en el parking de la cima del puerto de Orduña, denominado "Dehesa del Agua" (y no parking Salto del Nervión, como erroneamente viene señalado en los mapas de Google) y nos pusimos en marcha por la pedregosa y perfectamente marcada pista mientras ibamos explicando las características de la orografía de este cordal de 25 km. de longitud de verticales y escarpados farallones en forma de quilla de barco que parapetan a modo de imponente muralla tanto el entorno de los pueblitos del valle alavés de Arrastaria : Tertanga, Delika, Artomaña, como el valle y ciudad de Orduña.
Este singular relieve donde la cima de sus montes que se situan en torno a los 1000-1100 m. de altitud, se extiende en un altiplano o meseta hacia el sur descendiendo hasta el valle de Losa, en tierras burgalesas. La Sierra Sálvada posee varias peculiaridades: Se situa en medio de la confluencia del clima atlántico con el clima mediterráneo de la citada vertiente del valle losino. Las masas de aire húmedo chocan con los formidables murallones de la sierra y descargan la lluvia en los valles del curso alto del Nervión, nacido unos pocos kilómetros más adentro, en la Sierra de Gibijo. El río protagoniza el hito paisajístico más conocido e impresionante de estos lugares al despeñarse en su famoso salto, la cascada más alta de España, de unos 220 m.
Volviendo a las peculiaridades de este entorno, además de climas, es también zona divisoria de aguas, en donde según en qué vertiente de la sierra nazcan los arroyos y ríos, fluirán hacia el Cantábrico o hacia el Mediterráneo. La confluencia de climas hace que nos podamos encontrar tanto flora y fauna mediterránea como especies atlánticas, con ejemplos como Orquídeas, Globularias, Eléboros, Brezos (Erica sp), Gamones (Asfodelos albus), Gencianas, Primulas, Anemonas nemorosas, etc..
En la primera parte del camino atravesamos un pinar de repoblación de Pino albar o silvestre (Pinus sylvestris). Es este espacio de figura de protección ZEPA, por su amplísima avifauna. Están catalogadas 121 especies de aves, de las que detectamos Acentores comunes (Prunella modularis), Cigüeña blanca (Ciconia ciconia), Garza real (Ardea cinerea), Cuco (Cuculus canorus), Alondra común (Alauda arvensis), Calandria (Melanocorypha calandra), Bisbita campestre (Anthus campestris), Tarabillas europeas (Saxicola rubicola), Petirrojo europeo (Erithacus rubecula), Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), Ruiseñor común (Luscinia megarynchos), Mirlos comunes (Turdus merula), Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), Urraca (Pica pica), Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), Carboneros comunes (Parus major), Herrerillo común (Cyanistes caeruleus).
Todos estos los fuimos viendo o escuchando al caminar atravesando el ecosistema forestal, del pinar y el ecosistema de pastizales montanos de abundantes brezales y arbustos.
Enseguida la pista se va aproximando a los bordes de los acantilados, con la vista de la curiosa figura antropomorfa del Pico del Fraile, formación rocosa que la acción de la fuerza erosiva del viento, lluvia y nieve han esculpido con tan asombroso parecido humano. Son este lugar y sus enormes acantilados, el reino de las aves rupícolas, ejemplificadas en las majestuosas aves rapaces, sobretodo los Buitres leonados (Gyps fulvus), de imponente presencia en el vuelo con su enorme envergadura y también aunque más pequeños, pero siempre destacables Alimoches (Neophron percnopterus) . Apreciamos el inmejorable lugar que son estas cornisas para la contemplación de estas aves. Otras rapaces que aparecieron fueron los milanos, tanto el Negro (Milvus migrans), como el Real (Milvus milvus), éste de presencia muy escasa en época reproductora ya que en el Pais Vasco, está en peligro de extinción.
Además de las poderosas aves carroñeras, otras dominadoras de estos roquedos, con las que disfrutamos muchísimo, son unos córvidos típicos de zonas de media y alta montaña: las ruidosas chovas, en sus dos especies: Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), muy numerosas, que las pudimos contemplar volando y posadas todas en el borde de la cornisa y las Chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), de las que solo vimos unas pocas. Añadimos a la lista otros parientes córvidos más comunes y abundantes de cualquier parte : Cuervo grande (Corvus corax) y Corneja negra (Corvus corone).
Cuando llegamos de nuevo al parking, la niebla lo cubría todo y por ello ya dimos la excursión por finalizada, aunque ya de vuelta, después de descender el puerto , en el descampado junto a un bar, nos entretuvimos observando a Pinzones vulgares (Fringilla coelebs), Jilgueros europeos (Carduelis carduelis), Serines verdecillos (Serinus serinus), Verderón común (Chloris chloris) y Escribano cerillo (Emberiza citrinella).
Con ellos, terminamos y regreso a casa.
Texto: J.Javier Frías y Ana Mar Montoya.
Fotos: J.Javier Frías.
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