Quedamos en el puerto de la bonita localidad marinera de Bermeo, para una salida esta vez diferente, por el lugar y el medio de transporte. Una salida organizada por el grupo Local SEO-Betsaide, con la colaboración de la empresa Hegaluze, propietaria del barco. Acudieron a la cita amigos de SEO Donosti, AMBAR, Miradas cantábricas, Itsas Enara y más. En total asistimos 47 personas.
En una mañana agradable con temperatura fresquita y el aroma del salitre presente, embarcamos y zarpamos a las 9:15 h. del puerto de Bermeo, con entusiasmo, ilusión y cierta inquietud por ver como se desarrollaría la travesía, y la esperanza para algunos que era la primera vez que embarcábamos, de poder observar y conocer a las aves marinas en su medio.
Iniciamos la singladura, familiarizándonos con los términos marineros, atentos a lo que se divisaba a babor (izda.) y a estribor (dcha) notando el aire reinante y constatando que aunque la temperatura era agradable, adentrándonos en mar abierto, el viento hace cambiar la sensación térmica. El mar estaba en calma, pero los vaivenes bruscos en proa, nos hacían notar que dejábamos atrás la costa.
El capitán Julen, siguió una hoja de ruta preparada por los chic@s de AMBAR Cetaceos, en la que podríamos anotar en el cuaderno de bitácora, que navegaríamos rumbo N, con viento S-SE, en dirección a una zona de cañones submarinos, donde el empuje de las corrientes en sus paredes, hace ascender los nutrientes de las aguas frías profundas, favoreciendo la aparición de alimento, haciendo las delicias de aves marinas y cetáceos presentes en el Golfo de Bizkaia.
Una vez dejado atrás el puerto, las primeras vistas eran para el cabo Matxitxako a babor y la plataforma petrolífera llamada "La Gaviota " a estribor. En la orilla del acantilado se arremolinaban un numeroso grupo de gaviotas patiamarillas ( Larus michahellis ) concentradas a bastante distancia del barco.
A una buena velocidad, pronto nos vimos en mar abierto, apareciendo de vez en cuando las primeras especies, algunos pequeños grupos de alcatraces ( Morus bassanus ) la mayoría juveniles, pero también algún adulto con su níveo plumaje, contrastando con las plumas primarias negras y su blanca librea centelleando al tímido sol que aparecía por algún claro, las habituales y más fáciles de observar, gaviotas patiamarillas ( Larus michahellis ) y gaviotas sombrías ( Larus fuscus ) fueron las siguientes en alcanzarnos.
Siempre casi a ras del agua volaban pardelas sombrías ( Puffinus griseus ) de forma individual o en grupos de 2 o 3 ejemplares, un charrán patinegro ( Sturnus sandvicens ) que como didácticamente nos explicó nuestro compañero Javi Aizcorbe, una forma fácil de distinguirlo del charrán común ( Sterna hirundo ) es además de por su pico negro, por su costumbre de volar mirando a menudo cabeza abajo, nos contó también que éste era un muy buen momento para observar a las aves marinas en su periplo migratorio.
Curiosamente no todo iban a ser marinas, ya que también un grupete de alondras (Alauda arvensis ) en torno a los 8 - 10 individuos volaban en dirección a la costa, también algunos mosquiteros y un simpático petirrojo que nos sorprendió pasando por encima del barco. Nos pareció curioso que volaran tan cerca del agua, en un medio tan hostil para ellas como es el marino. Al cabo de unas 2 horas, la aparición de aves fue muy escasa, sorprendiéndonos un poco a tod@s, ya que justo el día anterior muchos de los embarcados habían podido contemplar hasta casi 2000 ejemplares de aves marinas durante el primer maratón ornitológico del cabo de Ajo.
A la insistencia de lanzar el chum, algunos alcatraces ( morus bassanus ) acudieron solícitos, tirándoles uno por uno, observaban primero, se situaban después perpendicularmente al pescado y arqueando sus alas, con una postura forzada en escorzo, se lanzaban como un arpón al agua, atrapando la sardina. Hicieron las delicias de tod@s, para en unos largos segundos salir del agua, despegando el vuelo mostrando su aerodinámica silueta.
Ya con la proa rumbo a puerto, en la última etapa del viaje y cuando parecía que no íbamos a ver ningún cetáceo…¡Avistamiento de calderón común!
El calderón común (Globicephala melas) o de aleta larga, es un cetáceo de la familia Delphinidae que nos visita en esta época del año. Es un odontoceto, es decir, un cetáceo con dientes y con capacidad de ecolocalizar sonidos. Con este sistema de biosonar navega, se comunica y busca alimento en las profundidades. El calderón común puede alcanzar más de 6 metros y 2800 kg (algo menos las hembras) y se considera un cetáceo de hábitos profundos; es capaz de sumergirse hasta casi 1000 metros de profundidad (los vimos entre 730 y 800m) y permanecer sin respirar hasta 80 minutos mientras caza y se alimenta. ¿Lo que más le gusta? Los calamares, las sepias y los pulpos (seguir una dieta basada en cefalópodos convierte al calderón en un animal teutófago). Son animales bastante longevos, se estima que las hembras pueden vivir más de 60 años y los machos, algo más de 40.
El grupo que se acercó a la proa estaba compuesto por 10-12 individuos juveniles que curiosearon sacando la cabeza (spyhopping) y emitiendo clicks audibles desde el barco. Aunque no son animales tímidos, tampoco es frecuente el nivel de confianza que demostraron, navegando durante largo rato alrededor del barco, surfeando en la ola de la proa, boca abajo, panza arriba… ¡qué gran regalo tuvimos!
Como suele ser habitual, apareció una hembra adulta y se sumergió con los más jóvenes. Esta especie (como otros odontocetos como la orca o el calderón gris) se distribuye en grupos o pods matriarcales donde la madre, la abuela o la tía más vieja dominan la estructura de todo el grupo. Algo más lejos del barco se veían aletas más grandes y en total se anotaron entre 25 y 30 animales. El grupo que rondó la embarcación se considera un nursery group o grupo guardería (un par de hembras adultas, crías pequeñas e individuos jóvenes de ambos sexos semiindependientes de sus madres).
Fotoidentificamos a varios individuos (la fotoidentificación se basa en un primer plano de la aleta dorsal), aunque por ahora sólo 3 aletas son válidos para el estudio que Ambar lleva a cabo. Las aletas válidas son aquellas que tienen marcas reconocibles porque identifican a un único individuo. El resto de las fotografías pertenecen a animales jóvenes que no tienen marcas (las marcas aparecen con la edad debido a las interacciones entre ellos, heridas con objetos o hélices, ataques de otras especies y presas, etc.).
Esas 3 aletas que ya conocemos… ¡esperamos verlas pronto de nuevo!
aquí podeis leer las crónicas de en los blogs de algunos de los asistentes a la salida:
http://eloteaderodejavi.blogspot.com.es/2013/10/pelagico-fin-de-semana.html
http://avistadepajaros.wordpress.com/2013/10/18/de-salida-pelagica-por-bermeo/
Podeis ver todas las fotos en nuestro flickr:
http://www.flickr.com/photos/seobetsaide/sets/72157636653688415/
En una mañana agradable con temperatura fresquita y el aroma del salitre presente, embarcamos y zarpamos a las 9:15 h. del puerto de Bermeo, con entusiasmo, ilusión y cierta inquietud por ver como se desarrollaría la travesía, y la esperanza para algunos que era la primera vez que embarcábamos, de poder observar y conocer a las aves marinas en su medio.
Iniciamos la singladura, familiarizándonos con los términos marineros, atentos a lo que se divisaba a babor (izda.) y a estribor (dcha) notando el aire reinante y constatando que aunque la temperatura era agradable, adentrándonos en mar abierto, el viento hace cambiar la sensación térmica. El mar estaba en calma, pero los vaivenes bruscos en proa, nos hacían notar que dejábamos atrás la costa.
El capitán Julen, siguió una hoja de ruta preparada por los chic@s de AMBAR Cetaceos, en la que podríamos anotar en el cuaderno de bitácora, que navegaríamos rumbo N, con viento S-SE, en dirección a una zona de cañones submarinos, donde el empuje de las corrientes en sus paredes, hace ascender los nutrientes de las aguas frías profundas, favoreciendo la aparición de alimento, haciendo las delicias de aves marinas y cetáceos presentes en el Golfo de Bizkaia.
Una vez dejado atrás el puerto, las primeras vistas eran para el cabo Matxitxako a babor y la plataforma petrolífera llamada "La Gaviota " a estribor. En la orilla del acantilado se arremolinaban un numeroso grupo de gaviotas patiamarillas ( Larus michahellis ) concentradas a bastante distancia del barco.
A una buena velocidad, pronto nos vimos en mar abierto, apareciendo de vez en cuando las primeras especies, algunos pequeños grupos de alcatraces ( Morus bassanus ) la mayoría juveniles, pero también algún adulto con su níveo plumaje, contrastando con las plumas primarias negras y su blanca librea centelleando al tímido sol que aparecía por algún claro, las habituales y más fáciles de observar, gaviotas patiamarillas ( Larus michahellis ) y gaviotas sombrías ( Larus fuscus ) fueron las siguientes en alcanzarnos.
Siempre casi a ras del agua volaban pardelas sombrías ( Puffinus griseus ) de forma individual o en grupos de 2 o 3 ejemplares, un charrán patinegro ( Sturnus sandvicens ) que como didácticamente nos explicó nuestro compañero Javi Aizcorbe, una forma fácil de distinguirlo del charrán común ( Sterna hirundo ) es además de por su pico negro, por su costumbre de volar mirando a menudo cabeza abajo, nos contó también que éste era un muy buen momento para observar a las aves marinas en su periplo migratorio.
Curiosamente no todo iban a ser marinas, ya que también un grupete de alondras (Alauda arvensis ) en torno a los 8 - 10 individuos volaban en dirección a la costa, también algunos mosquiteros y un simpático petirrojo que nos sorprendió pasando por encima del barco. Nos pareció curioso que volaran tan cerca del agua, en un medio tan hostil para ellas como es el marino. Al cabo de unas 2 horas, la aparición de aves fue muy escasa, sorprendiéndonos un poco a tod@s, ya que justo el día anterior muchos de los embarcados habían podido contemplar hasta casi 2000 ejemplares de aves marinas durante el primer maratón ornitológico del cabo de Ajo.
A la insistencia de lanzar el chum, algunos alcatraces ( morus bassanus ) acudieron solícitos, tirándoles uno por uno, observaban primero, se situaban después perpendicularmente al pescado y arqueando sus alas, con una postura forzada en escorzo, se lanzaban como un arpón al agua, atrapando la sardina. Hicieron las delicias de tod@s, para en unos largos segundos salir del agua, despegando el vuelo mostrando su aerodinámica silueta.
Ya con la proa rumbo a puerto, en la última etapa del viaje y cuando parecía que no íbamos a ver ningún cetáceo…¡Avistamiento de calderón común!
El calderón común (Globicephala melas) o de aleta larga, es un cetáceo de la familia Delphinidae que nos visita en esta época del año. Es un odontoceto, es decir, un cetáceo con dientes y con capacidad de ecolocalizar sonidos. Con este sistema de biosonar navega, se comunica y busca alimento en las profundidades. El calderón común puede alcanzar más de 6 metros y 2800 kg (algo menos las hembras) y se considera un cetáceo de hábitos profundos; es capaz de sumergirse hasta casi 1000 metros de profundidad (los vimos entre 730 y 800m) y permanecer sin respirar hasta 80 minutos mientras caza y se alimenta. ¿Lo que más le gusta? Los calamares, las sepias y los pulpos (seguir una dieta basada en cefalópodos convierte al calderón en un animal teutófago). Son animales bastante longevos, se estima que las hembras pueden vivir más de 60 años y los machos, algo más de 40.
El grupo que se acercó a la proa estaba compuesto por 10-12 individuos juveniles que curiosearon sacando la cabeza (spyhopping) y emitiendo clicks audibles desde el barco. Aunque no son animales tímidos, tampoco es frecuente el nivel de confianza que demostraron, navegando durante largo rato alrededor del barco, surfeando en la ola de la proa, boca abajo, panza arriba… ¡qué gran regalo tuvimos!
Como suele ser habitual, apareció una hembra adulta y se sumergió con los más jóvenes. Esta especie (como otros odontocetos como la orca o el calderón gris) se distribuye en grupos o pods matriarcales donde la madre, la abuela o la tía más vieja dominan la estructura de todo el grupo. Algo más lejos del barco se veían aletas más grandes y en total se anotaron entre 25 y 30 animales. El grupo que rondó la embarcación se considera un nursery group o grupo guardería (un par de hembras adultas, crías pequeñas e individuos jóvenes de ambos sexos semiindependientes de sus madres).
Fotoidentificamos a varios individuos (la fotoidentificación se basa en un primer plano de la aleta dorsal), aunque por ahora sólo 3 aletas son válidos para el estudio que Ambar lleva a cabo. Las aletas válidas son aquellas que tienen marcas reconocibles porque identifican a un único individuo. El resto de las fotografías pertenecen a animales jóvenes que no tienen marcas (las marcas aparecen con la edad debido a las interacciones entre ellos, heridas con objetos o hélices, ataques de otras especies y presas, etc.).
Esas 3 aletas que ya conocemos… ¡esperamos verlas pronto de nuevo!
aquí podeis leer las crónicas de en los blogs de algunos de los asistentes a la salida:
http://eloteaderodejavi.blogspot.com.es/2013/10/pelagico-fin-de-semana.html
http://avistadepajaros.wordpress.com/2013/10/18/de-salida-pelagica-por-bermeo/
Podeis ver todas las fotos en nuestro flickr:
http://www.flickr.com/photos/seobetsaide/sets/72157636653688415/
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