El domingo 7 de septiembre teníamos prevista excursión ornitológica por el entorno de “La Arboleda” en los alrededores del Valle de Trápaga (Bizkaia). Como consecuencia del mal tiempo tuvimos que suspender la excursión tal como la habíamos preparado pero Ana Mar y yo (JJavier) decidimos aprovechar el día y organizamos una salida de inspección de uno de los varios recorridos que están señalizados en este bonito paraje natural.
Quedamos en reunirmos en Barakaldo y desde allí marchar hasta el Valle de Trápaga, dónde aparcamos junto a la estación de la Escontrilla para subir en el Funicular, que recorriendo una distancia de unos 1.198 metros nos llevaría hasta el barrio de La Reineta. Decir que también se puede subir a la Arboleda en coche por una carretera llena de curvas, pero preferimos subir en el funi y disfrutar así de las bonitas vistas que ofrece el subir de esta manera lenta y agradable hasta los montes.
Mientras esperábamos en la estación nuestro turno para subir, pudimos ver y escuchar a un Petirrojo, un Carbonero, algunos pinzones juguetones que casi no se dejaban ver, una Tórtola turca, una Urraca, un Mirlo y algunos gorriones. Es interesante saber que el horario del funicular es bastante amplio ya que hay cada media hora y hasta las 23:00 h.
Desde La Reinteta se puede ir en autobús gratis hasta La Arboleda pero decidimos ir andando para no perdernos ni un paso de este recorrido. (10 minutos aprox.) pasando por las lagunas de El Negro y Ostión.
La Arboleda es un lugar muy especial, situado en el paraje de los Montes de Triano y Galdames, pertenecientes a la comarca de Las Encartaciones; y digo muy especial por su propia idiosincrasia y por tratarse de unas antiguas minas de hierro, entorno antaño muy transformado por la mano del hombre, que arrancó cantidades ingentes de mineral para la frenética actividad fabril y siderúrgica que se producía en la industriosa comarca de la margen izquierda del Nervión.
Hoy, esta actividad minera en la que se horadaron km. de galerías, pozos y túneles, está abandonada y en desuso, siendo la Naturaleza la que se ha puesto manos a la obra recuperando el esplendor ecológico perdido, naturalizando, valga la redundancia, el entorno y recobrando el paisaje y todo su encanto.
Mirando el lugar, nos recuerda mucho a otro similar y no muy lejano : “el parque de Cabárceno” con el que tiene en común, que también se trata de una antigua explotación minera a cielo abierto.
La Arboleda es de gran interés ecológico y constituye un verdadero pulmón para la comarca del Gran Bilbao. Con esta vida que llevamos tan acelerada, es un bonito y típico lugar de esparcimiento para las familias, y caminantes que gusten de disfrutar de la naturaleza.
Y bueno, hecha esta presentación a grandes rasgos del lugar, iniciamos nuestra andadura.
Nada más entrar en “La Arboleda” nos encontramos con una pareja de tarabillas y un Papamoscas cerrojillo, seguimos caminando hasta atravesar la plaza, para llegar a la carretera que nos lleva hasta el Centro de PEÑAS NEGRAS. Durante todo este camino observamos un numeroso e inquieto bando de pinzones vulgar que incesantemente pasaban de pino a pino sin dar tiempo casi a verlos, zorzales comunes, Escribanos cerillos, Chochin, Petirrojo, Mirlo y unos bonitos camachuelos.
Una vez llegamos al centro de interpretación de Peñas Negras empezamos el recorrido llamado "Explotaciones mineras y núcleos de población" señalizado con pivotes y puntos rojos, que consiste en un itinerario circular que llega otra vez al inicio de nuestra excursión.
Durante el sendero abunda sobre todo bosques de abetos y pinus radiata, pero en determinadas ocasiones hay bastantes setos, zarzas y matorrales, muy adecuados para passeriformes como currucas capirotadas, que después de escuchar en varias ocasiones conseguimos ver, pinzones vulgares, escribanos cerillos, papamoscas cerrojillos, que vimos repetidas veces, mirlo común, lavandera blanca, tarabillas comunes, aviones comunes, golondrinas comunes, también escuchamos el canto de un arrendajo aunque no tuvimos suerte de verlo. Tuvimos el privilegio de ver dos aguilillas calzadas, una de ellas en pleno acarreo de una presa recién atrapada, pero que ésta se defendió bravamente, hasta conseguir escapar del predador que la golpeaba duramente con el pico, finalmente la dejo caer seguramente malherida. Cerca vigilaban 4 buitres, que habrían visto el lance de caza y estarían atentos al desenlace. Seguímos avanzando hasta llegar a un cementerio, (como viniendo a recordarnos lo que habíamos visto) y de frente dejando a la derecha el cementerio, llegamos al barrio La Ronda, seguimos la pista que nos llevaría a las ruinas conocidas como Puente San Feliciano pudiendo observar más abajo el pantano de Loiola, y caminamos ascendiendo por unas lomas hasta llegar a la torre de comunicaciones del monte Mendívil, por allí vimos pasar un par de buitres leonados.
En esta parte del recorrido, el paisaje cambia mucho con respecto a la vegetación anterior, las lomas son prados de hierba rala y con matorral de brezo y espinosos tojos, cerca pastan algunos caballos con un aspecto un tanto lamentable.
Llegamos por fín a la cima de antenas de telecomunicaciones, y junto al buzón del mendibil (562m) situado junto a una roca que está detrás de la torre pudimos observar las preciosas vistas de los diferentes montes de Bizkaia. Dimos un giro a la izquierda por la explanada y allí en un recogido lugar, nos encontramos algunos signos de nula civica y ecológica educación, (restos de basura). Parece que lo de respetar la naturaleza y llevarse la basura a casa cuesta aprender.
Ya con hambre procedimos a dar cuenta del avituallamiento en la agradable sombra de un pinar. Una vez saciados con la sabrosa tortilla de patatas, que en el campo sabe a gloria, no se si acaso el aire, los aromas a bosque, la hacen más apetecible aún, seguimos nuestra ruta
Ya quedaba menos de la mitad del trayecto y paramos para disfrutar de unas impresionantes e inmejorables vistas del humanizadísimo Bilbao y cinturón metropolitano, además como recompensa apareció un abierto cielo azul, saliendo del húmedo sirimiri, que nos acompañó casi desde Peñas Negras.
La panorámica del Abra, era de postal, y en una torre eléctrica nos llamó la atención la recortada silueta falconiforme de un cernícalo vulgar macho, allí posada en un magnífico oteadero para lanzarse sobre una posible presa.
Las gaviotas patiamarillas, señalaban la cercanía del mar y las tarabillas buscaban esos rayos perdidos de Sol y a partir de aquí el camino descendía a veces bruscamente para llegar otra vez a la tranquila Arboleda, cuyos mineros pozos, ahora ya, inundados y revestidos de juncos con los colores ocre herrumbrosos típicos de la roca del mineral, como herencia de esas actividades que dieron riqueza a la comarca.
Hoy el agua se ha adueñado de todo ello, pero por allí, observando en silencio la entrada de las galerías y los túneles, es fácil retrotraerse al pasado escuchando el chirriar de las vagonetas y la extracción del mineral. En ese ecosistema vimos a collalbas grises, tarabillas, colirrojo tizón, azulones y una rapaz que se quedó en duda, ¿Sería una aguililla calzada, o tal vez un abejero europeo? Nuestros ojos no lo pudieron corroborar, lo dejamos en el aire, nunca mejor dicho.
Así finaliza este interesante recorrido ornitológico, aderezado con historia, etnografía y costumbrismo.
Agradecer por las fotos aportadas a Maite Montoya, Arantza Martín, Ana Mar y Jjavier
3 comentarios:
muy buen reportaje de la zona, pena del tiempo.
HOLA HAY ALGUNA SALIDA ORNITOLOGIA A LA QUE ME PUEDO UNIR VENGO DE MEXICO Y ME GUSTARIA CONOCER LA AVIFAUNA LOCAL
hola queria ver si me puedo unir a alguna de sus salidas para observar aves vengo de mexico y quisiera conocer la avifauna local
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