EXCURSIÓN ORNITOLÓGICA A SIERRA SALVADA. Zona del Pico del Fraile - Virgen de Orduña y Salto del Nervión.
En una semana muy adversa en lo climático, y en la que las perspectivas meteorológicas se presentaban muy poco halagüeñas para este domingo 19 de abril, el tiempo no arredró a 11 muy animosos integrantes del grupo. Las ganas de vislumbrar aves y disfrutar de la naturaleza en muy buena compañía pudieron mucho más que las incomodidades del desapacible pronóstico.
Quedamos en el amplio parking de la cima del empinado Puerto de Orduña y según aparcamos un camachuelo curioso se presentó para observar quien llegaba, haciendo que una sonrisa llenase nuestra cara. Era la Primera Excursión a la que venía nuestro compañero de Cantabria, Javier Aizcorbe, que hizo la jornada aún más interesante y enriquecedora con sus explicaciones sobre todo tipo de fauna y no solo la alada, también sobre anfibios, reptiles, plantas y cualquier detalle naturalístico de los que posee amplios conocimientos y con los que además de su simpatía y buen humor hizo las delicias de tod@s, ofreciéndonos una visión de curiosidad y fascinación, que también compartimos por la Madre Naturaleza.
Tras los saludos y abrazos de rigor, después de unas semanas sin vernos, ya que la realización del SACRE nos mantuvo a cada uno alejado en su cuadricula, nos pusimos en camino y empezamos la marcha con entusiasmo para ver que trinos y vuelos nos sorprenderian, eso si, siempre con la mirada de soslayo puesta en el cielo y no solamente para las aves protagonistas, nos rodeaban unas nubes que amenazaban lluvia y a las que no se podía perder de vista.
El paraje que visitamos es el entorno de Monte Santiago, en la Sierra Salvada: una sierra abrupta y con uno de los paisajes más impactantes del Pais Vasco. Paraje este muy agreste, y con gigantescos acantilados, por donde se despeña recién nacido el alavés río Nervión y que unos cuantos kilómetros más allá placidamente atraviesa Bilbao.
La ruta atravesaba un pinar silvestre, para seguidamente extenderse un paisaje de pequeños pradillos rodeados de abundante matorral y arbustos, entre los que podíamos encontrar fácilmente orquideas, globularias, eleboros y gencianas, y alfombras de botón de oro que llegaban cerca de los vertiginosos contrafuertes de los roquedos.
Pudimos observar unas veces y escuchar otras, unas cuantas especies de paseriformes: verdecillo, pinzones vulgares, piquituerto, zorzales comunes, tarabillas comunes, revoloteando y posándose en lo alto de los matorrales, dándonos una buena pose para foto, alondras, bisbitas arbóreos, colirrojos tizones, petirrojo, reyezuelo listado, carbonero garrapinos, mosquitero común, curruca zarcera, pito real, Jilgueros, mirlo común, pardillos, cuco y dejándo para el final de la lista: el acentor común, que junto a las aves rupícolas, fue la especie que más veces vimos y escuchamos hoy.
Como acabo de mencionar, las verdaderas dominadoras de este espacio natural, son las aves rupícolas, que en este ecosistema se encuentran a sus anchas, posándose en cornisas, oquedades, repisas y demás zonas inaccesibles de los farallones rocosos. Los buitres leonados efectuaban sus poderosos planeos, se dejaban caer como si fueran paracaídas pasando muy cerca del fondo boscoso del valle, para en cuanto aparecían claros y subía algo la temperatura, entrar en las corrientes térmicas y elevarse fácilmente cientos de metros.
Los alimoches, vimos la pareja, nos mostraban su bonito blanquinegro plumaje, las dos especies de chovas: piquirrojas y piquigualda iban y venían cruzándose compartiendo su espacio aéreo y atacando a veces a cuervos y cornejas. En estos cortados rocosos, precisamente enfrente del espigón de forma humana, "Pico del Fraile" sobrevolaban algunos aviones roqueros.
Aunque nos saludó la lluvia unos pocos minutos, no nos asustó, y llegamos a la hora del almuerzo al cobijo del monumento a la Virgen de Orduña, que fué construido hace más de un siglo, allá por el año 1904 y de unos 25 metros de altura en forma de árbol (una morera) y en cuyas ramas aparece la imagen de la Virgen de la Antigua.
Con los ojos puestos en el horizonte por si algún esquivo habitante alado aparecía, pero pendientes de dar buena cuenta de nuestras viandas, repusimos fuerzas y vimos que tal vez la climatología premiaría nuestra paciencia.
Volvimos deshaciendo nuestros pasos hasta el parking para complementar la excursión con el impresionante y espectacular Salto del Nervión, muy próximo al lugar donde nos encontrábamos y perteneciente al mismo espacio protegido.
Una vez que aparcamos, nos dirigimos primero a visitar una lobera restaurada, al lado del paraje de Fuente Santiago, en el hayedo homónimo, que como información de interés etnográfico y ecológico nos muestra la trampa que urdían los ganaderos para dar muerte al injustamente perseguido y vilipendiado depredador.
Después de un plácido paseo de 2 Km. por el precioso hayedo, llegamos al enorme socavón que forma el Salto del Nervión ofreciéndonos una bellísima vista de la cascada, que aunque efímera en caudal, dadas las circunstancias de este invierno y primavera tan húmedos, llevaba agua todavía, agua que un vez realize su espectacular salto de 300 metros se deslizará a través del cañón de Delika.
Durante el tiempo que estuvimos alli el fuerte viento reinante, levantaba cortinas de agua, haciendo malabares en el aire y creando unas envolventes auroras boreales acuáticas,- ( Edv de la Parte, dixit). La naturaleza una vez más nos ofrecía poesía con su poder y su magia.
De allí volvimos a los coches para dirigirnos a un bar del valle, a dar con unos cafés y risas, broche de oro a otra maravillosa excursión.
Muchas gracias a nuestros fotógrafos, en esta entrada, Gari Bilbao, Javier Aizcorbe, Ana Mar Montoya y Edv de la Parte.